Políticas de nuevo gobierno reducirán el Producto Interno Bruto de México a 1.4%: Expertos de la UNAM
Ciudad de México, a 26 de noviembre del 2018.- Apegados a factores técnicos internos y externos, y a variables de descomposición social, expertos de la UNAM estiman que para 2019 y hasta 2020, el crecimiento de la economía mexicana será de 1.4 por ciento.
Entre los factores internos se encuentran el aumento a los precios de los energéticos; el posible aumento salarial, que podría ser superior a la productividad; el incremento al déficit primario y “la falta de cohesión entre los poderes Ejecutivo y Legislativo durante el nuevo gobierno, que puede desincronizar las políticas públicas”, detalló Eduardo Loría, del Centro de Modelística y Pronósticos Económicos (CEMPE), de la Facultad de Economía (FE).
“Para este pronóstico hemos incluido también variables de descomposición social, como la criminalidad. De igual manera, la inversión ha perdido eficiencia, y requerimos que el capital genere más capital. Además, mayor gasto no reduce necesariamente la pobreza, por lo que la mejor reforma estructural es recuperar el estado de derecho”, subrayó.
El econometrista, que por más de 15 años ha presentado estimaciones de coyuntura, expuso que entre los factores externos de incertidumbre se pueden mencionar la salida de capitales del país, las presiones a tasas de interés cambiarias y financieras, y la caída del precio del petróleo.
Otro elemento es el empeoramiento de la balanza comercial de Estados Unidos por su “guerra comercial”, y el probable fin del ciclo económico expansivo de la Unión Americana –estimado para 2020–, que tiene un encadenamiento estrecho con la economía mexicana desde 1993, dijo en la reunión trimestral del CEMPE, en el auditorio Ho Chi Minh.
Problema estructural
Invitado a la reunión, John Soldevilla, consultor, maestro en Planeación y Desarrollo por el Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE), remarcó que ninguna de las medidas en materia económica anunciadas por el próximo gobierno (como el aumento al consumo; al gasto público, que es deficitario; creación de empleos; aumento de exportaciones) es sostenible en el largo plazo, por lo que la única variable que nos queda es la inversión.
“Hay un problema estructural: de 1941 a 1982 crecimos a más del seis por ciento anual, y de 1983 a la fecha a un tercio de esa cifra. Si el país no invierte, no crece. No hay otra fórmula”.
En la actualidad, prosiguió, deberíamos tener una tasa de crecimiento de cuatro por ciento, con tres millones de nuevos empleos anuales, pero sólo se logran 600 mil, debido a que la inversión determina la tasa de crecimiento.
Soldevilla subrayó que sólo una recesión de la economía estadounidense pondría en riesgo a la mexicana, pues nuestra nación cuenta con todo el entorno favorable para los inversionistas: la inflación más baja en 60 años, tasas de interés bajas, reservas internacionales positivas, deuda pública aún manejable. “Lo que ha detenido la inversión y el crecimiento son los factores sociopolíticos y la debilidad de las instituciones”.
La falta de avance al estado de derecho, y en el combate a la corrupción, a la impunidad, inseguridad, violencia y el crimen organizado, son los retos para el gobierno entrante. “La gran paradoja es que técnicamente la gran oportunidad es la inversión en infraestructura, en obras de construcción como carreteras y aeropuertos”.
En su oportunidad, Blanca Lilia Avendaño, académica de la FE y de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, acentuó que padecemos un serio problema de crecimiento estructural, pues se ha mermado la participación de los sectores agrícola e industrial, y la mayor parte de los empleos se han creado en el sector servicios, “y esa fuerza de trabajo no ha sido absorbida adecuadamente”.
Finalmente, señaló que además de los factores mencionados, las siete principales economías de Latinoamérica (Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Perú, Venezuela y México) sufren una desaceleración en su crecimiento.