Fortalecer mercado interno ante posible fin del TLCAN: investigadores
La Jornada / Susana González G. / 11 Junio
Ciudad de México. Investigadores en economía de la UNAM, del Colegio de México y del Instituto para el Desarrollo Industrial y el Crecimiento Económico (IDIC) coincidieron que México debe fortalecer su mercado interno y la industria nacional ante la posibilidad de que termine el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), pero también para hacer frente a la incertidumbre que las presiones del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, causan en la relación bilateral y el orden mundial establecido desde que terminó la segunda guerra mundial.
Al apostar a la liberalización de la economía y la atracción de inversión extranjera como estrategia de crecimiento, con el TLCAN incluido, se desmanteló y demolió el aparato productivo nacional que había tardado más de cuatro décadas en construirse y que pudo servir de base para el desarrollo industrial del país, sostuvo José Antonio Romero Tellaeche, director del Centro de Estudios Económicos del Colmex durante el seminario México 2018, la responsabilidad del porvenir, en el que participaron 40 especialistas de 30 instituciones de educación superior del país y el cual fue convocado por el IDIC.
Destacó que en los últimos 35 años el producto interno bruto (PIB) por habitante apenas creció 0.7 por ciento, “el más bajo en la historia contemporánea de México, sólo ligeramente por arriba del periodo combinado de la Revolución y la Gran Depresión, de 1914 a 1934, cuando fue de 0.6 por ciento”. En el mismo periodo México perdió 23 lugares en un ranking mundial sobre los ingresos por habitante, al pasar del sitio 41 en 1980 al 64 en 2015 entre 105 países analizados.
Si bien Romero dijo que la terminación del TLCAN colocará a México en una situación crítica en el corto plazo porque toda la estructura industrial está forjada con ese fin y será “un golpe mortal” a la estrategia de crecimiento adoptada en los últimos 6 sexenios, también mencionó que su fin “abre nuevas posibilidades para redefinir la estrategia económica, el proyecto de país y nos obliga a pensar en una nueva estructura industrial con empresarios y marcas nacionales capaces de exportar no sólo a Estados Unidos sino al resto del mundo, con una remozada intervención del Estado”.
A su vez, José Luis de la Cruz, director del IDIC consideró que si deja de existir el TLCAN y México no mantiene la fortaleza productiva del mercado interno, el PIB puede caer entre medio punto y un punto porcentual.
En la cumbre del G7 realizada el fin de semana, Estados Unidos rompió la alianza tradicional que mantenía con sus aliados europeos y Japón, por lo que el contexto internacional se va a modificar y se están trastocando los organismos internacionales que fueron creados después de la segunda guerra mundial, particularmente para el comercio e intercambio económico global. “Lo que tenemos que ver es hacia dónde van las nuevas reglas y cómo van a jugar China, Rusia e India porque al mismo tiempo que se fracturaba el G7, allá se estaban estrechando la mano y generando nuevas alianzas”, abundó.
“Si Estados Unidos trae proteccionismo, China trae proteccionismo, Rusia evidentemente lo tiene y la Unión Europea se está reconfigurando, lo que tiene que hacer México es fortalecer sus capacidades internas. Yo no lo llamaría proteccionismo sino la necesidad de lograr capacidades productivas, de empleo y bienestar social al interior del país porque no podemos seguir dependiendo de lo que ocurra en otras naciones”, puntualizó De la Cruz, entrevistado durante el foro.
Para Francisco Suárez Dávila, maestro en Economía y ex embajador de México en Canadá, México acumuló 35 años “de estancamiento estabilizador” con el TLCAN al convertirse en “una gigantesca maquiladora” y basar su crecimiento en las exportaciones, con lo cual sólo se fortalecieron las cadenas productivas pero hacia afuera. Pero ese modelo de política económica que se supeditó al TLCAN está llegando a su fin porque Trump ha hecho en un año lo que la política neoliberal no logró en 18 años, así que se debe cambiar el rumbo del país con una estrategia con un Estado “desarrollador” actuando con la sociedad y que privilegie el crecimiento económico.
Criticó que pese a todos los ataques de Trump, el equipo mexicano que negocia el TLCAN se mantenga sentado a la mesa en lugar en lugar de que se levante sin que ello implique denunciar o abandonar el tratado. Eso que lo haga Estados Unidos si así lo quiere, pero mientras tanto continúa el intercambio comercial bilateral, con o sin tratado, como ocurre entre ese país y China que no tienen acuerdo comercial al respecto, dijo el ex embajador.
El coordinador del Programa Universitario de Estudios del Desarrollo de la UNAM, Rolando Cordera, mencionó que además de la reindustrialización, el Estado mexicano no debe renunciar a su compromiso de promover el desarrollo económico, que es distinto al crecimiento económico donde sólo una élite se beneficia. Puede darse, dijo, “un nuevo desarollismo, una combinación entre Estado promotor, nueva industrialización y estado social. No se trata de volver atrás ni reinventar la sustitución de importaciones, sino poner al día la estrategia de industrialización dirigida por el Estado”.
Francisco Cervantes Díaz, dirigente de la Confederación de Cámaras Industriales (Concamin), manifestó en el seminario que «por 40 años hemos estado obsesionados por la estabilidad económica ya es hora de entrar en la obsesión del crecimiento económico».
Raúl Gutiérrez Muguerza, presidente del IDIC, criticó que pese al crecimiento de las exportaciones la economía nacional no ha crecido más allá del 2 por ciento anual y las brechas de la desigualdad se abren cada vez más. Aclaró que nadie pide volver al proteccionismo de los 70 pero tampoco se debe ser dogmáticos y primero se requiere ser fuertes al interior, con una base productiva nacional, y luego salir al mundo.
La Jornada / Susana González G. / 11 Junio