En 2017: México puso la mira en otros mercados; EU perdió terreno

FROM: El Economista / Thamara Martínez Vargas / 5 de Febrero de 2018

El 2017 representó un año de diversificación, en pleno debate por la actualización del Tratado de Libre Comercio de América del Norte y el proteccionismo de Donald Trump para reducir el déficit comercial de su país con México.

Por primera vez en cinco años, las exportaciones no petroleras de México a destinos diferentes de Estados Unidos tuvieron un crecimiento y, en términos anuales, en 2017 representaron un alza de 15.8 por ciento. El 2017 representó un año de diversificación, en pleno debate por la actualización del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) y el proteccionismo de Donald Trump para reducir el déficit comercial de su país con México.

Se calcula que México exportó al mundo cerca de 385,881 millones de dólares en mercancías no petroleras —que comprenden lo producido por el sector agropecuario y la industria manufacturera—, 8.7% más que en 2016. Pese a su discurso proteccionista, hacia Estados Unidos se dirigieron aproximadamente 314,618 millones de dólares, 7.2% más que un año antes.

Si restamos a las exportaciones totales las ventas a Estados Unidos, se puede observar que los envíos a otros destinos tomaron fuerza. Al terminar 2017 se exportó una cifra récord de 71,262 millones de dólares al mundo (excluyendo a Estados Unidos), con este monto se expone un incremento de 15.8%, la mayor expansión desde 2011.

Leticia Armenta, directora del centro de análisis económico del ITESM, refirió que, efectivamente, en 2017 se buscaron nuevas oportunidades de mercado, ya que incluso el gobierno federal hizo intensa promoción para este fin, abriendo mercados que no eran tan visibles, por ejemplo el mercado árabe.

“México tiene una canasta amplia de productos de exportación, una parte tiene que ver con el petróleo, que fue el campeón hasta los años 90, pero otra parte muy importante es el sector agropecuario”, dijo Armenta. Desde el agro, hay muchos productos ganadores que antes no se producían, como los frutos rojos o la estevia, que se han impulsado recientemente y que han resultado muy competitivos.

Diversificar destinos
La participación del mercado estadounidense en las exportaciones no petroleras de México se redujo cerca de un punto porcentual en 2017. Al terminar el año, 81.5% de las exportaciones no petroleras de México se dirigieron hacia Estados Unidos.

La participación de mercado de Estados Unidos bajó, pero aumentaron las exportaciones, dijo Valeria Moy, directora de México, ¿Cómo Vamos? “Algo interesante es que a pesar del discurso proteccionista de Estados Unidos y de otros lugares, las exportaciones crecieron y crecieron de forma importante, casi 9.0% en un año donde el proteccionismo se avivó”.

Moy dijo que pese al difícil año en la relación comercial entre ambos países, el comercio, que incluye importaciones y exportaciones, creció. Esto permitió que se exportara más hacia aquel país, aunque como porcentaje del total su participación se redujo, aumentando la participación de lo exportado a mercados como China, Japón o Alemania.

Las cifras más recientes señalan que entre enero y noviembre de 2017 las exportaciones totales con destino al mercado asiático crecieron al mayor ritmo en seis años, con un alza de 21.7 por ciento. Del monto total exportado en estos 11 meses, el continente asiático concentró 5.4% de las exportaciones de mercancías mexicanas.

“Se tiene que hacer un esfuerzo por diversificar, creo que vale la pena mantener una campaña y una visión de apertura, mantener una posición de México como un país abierto al comercio y abierto al mundo. Eso me parece una cuestión fundamental, sin que se nos olvide que el mercado más grande del mundo está al lado y es al que ya estamos conectados”, dijo Moy.

Armenta coincidió en que más allá de cómo queden las negociaciones del TLCAN, las cadenas productivas que ya están muy consolidadas difícilmente se van a deshacer en el corto plazo, por lo que van a ser una base de comercio en los próximos años.

 

 

FROM: El Economista / Thamara Martínez Vargas / 5 de Febrero de 2018