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Prestige 2002 ¿Acaso podía ser peor?

Después de 13 años de que ocurriera el desastre del buque petrolero Exxon Valdez, que tras una colisión derramó más 41 millones de litros de crudo al mar (40,000 toneladas), la historia se repitió aunque con consecuencias quizá aún peores, cuando el buque petrolero Prestige, con bandera de Bahamas, vertió 63,000 toneladas de fuel oil (un combustible pesado) a 250 km de la costa Da Morte.

El 13 de noviembre de 2002, el petrolero monocasco[1] Prestige lanzó una alerta debido a una ruptura en su estructura a través de la cual, se estima, salían diariamente 125 toneladas del combustible[2]; la respuesta a la emergencia no fue la adecuada y las órdenes para mantenerlo a salvo fueron contradictorias (en un inicio le dieron la orden de navegar hacia el norte -mar adentro- y posteriormente fue remolcado hacia el sur), lo que provocó que seis días después el buque se partiera a la mitad derramando su contenido sobre el mar.

Salvamento Marítimo pudo rescatar a la tripulación, sin embargo, los daños ambientales fueron muy graves, debido a la cantidad de hidrocarburo derramado, que se extendió por kilómetros y llegó a lugares donde las labores de limpieza fueron imposibles por la naturaleza del terreno (acantilados y fondo marino). Durante los primeros nueve meses posteriores al desastre, se recogieron más de 23.000 aves llenas de petróleo (17.000 de ellas muertas)[3].

En el ámbito económico, la mayor afectación fue en el sector pesquero que se vio obligado a paralizar sus actividades; las Cámaras de Comercio en España cifraron las pérdidas en 1.400 millones de euros, mientras que un informe pericial de la Fiscalía cuantificó en 3,862.42 millones de euros el impacto ambiental y económico en el Estado español[4].

A través de los lamentables casos de los siniestros de Exxon Valdez, 1989 y Prestige, 2002, podemos estar seguros de dos factores fundamentales: 1) La contaminación con hidrocarburos y/o petrolíferos tiene efectos muy graves en el medio ambiente y sus daños llegan a ser irreparables; 2) No contar con un adecuado programa de administración de riesgos que permita saber a todos los involucrados qué hacer en caso de que se materialice un riesgo puede ser la diferencia respecto al saldo final de daños y, por supuesto, en el desembolso económico.

En NRGI Broker, somos expertos en seguros de responsabilidad ambiental y además contamos con un equipo de expertos en administración de riesgos. Acércate a nosotros, con gusto te atenderemos.

[1] Si bien la obligación de que los buque -tanques deben ser construidos con doble casco fue establecida en 1990 en el Convenio Internacional para prevenir la Contaminación por los Buques, aquellos construidos con anterioridad todavía pudieron navegar con un solo casco hasta el término de su vida útil, como fue el caso del Prestige, construido en 1976.

[2] http://www.abc.es/local-galicia/20131113/abci-mayor-catastrofe-ecologica-prestige-201311131211.html

[3] http://www.20minutos.es/noticia/1617114/0/claves/desastre/prestige/

[4] Ibídem.

Exxon Valdez: impacto en el medio ambiente

El 24 de marzo de 1989, el buque petrolero Exxon Valdez, con 301 metros de eslora y 51 m de manga, zarpó con más 41 millones de litros de crudo a bordo, los cuales derramó prácticamente en su totalidad en el golfo de la Sonda Príncipe Guillermo en Alaska, después de impactarse con una roca.

Los factores que contribuyeron a que se produjera el desastre se resumen en: a) obstáculos de hielo y una tormenta; b) malas decisiones del capitán y c) deficientes protocolos de seguridad.

Horas después de zarpar, en medio de una tormenta, el Exxon Valdez se vio obligado a modificar su ruta de navegación debido a la presencia de bloques de hielo a su paso. Convencido de que el peligro había pasado, el capitán[1] ordenó al encargado del timonel, pasar a piloto automático. Sin embargo, unos minutos después el buque encalló y se produjo el vertido, que vendría a convertirse en uno de los peores siniestros en materia de hidrocarburos con graves consecuencias ambientales.

El derrame provocó la contaminación de aproximadamente 2000 km de costas y miles de especies afectadas. Fueron necesarios más de cuatro años de trabajos para dar por concluidas las labores de limpieza, sin embargo no fue posible regresar el ambiente a su estado base[2], ya que años después aún quedan restos de los hidrocarburos en las playas.

La cifra final de especies muertas es incierta, pero se estima que en los meses posteriores al accidente murieron alrededor de 250 mil aves marinas, 2800 nutrias, 300 focas, 250 águilas calvas, unas 22 orcas y miles de millones de ejemplares y huevos de salmón y arenque[3].

Por otro lado, fue tal el impacto que ocasionó el accidente que significó el precedente para la emisión de la Ley sobre contaminación con hidrocarburos en los Estados Unidos de América (Oil Pollution Act –OPA 90), así como la reforma del Convenio Internacional para prevenir la Contaminación por los Buques (MARPOL), que a partir de 1990 estableció la obligación de construir los buque-tanques con doble casco.

En resumen, los daños que se pueden causar al medio ambiente por accidentes con hidrocarburos pueden alcanzar grandes magnitudes, por lo que es importante que las empresas cuenten con un seguro de responsabilidad ambiental, para contar con recursos económicos suficientes para la reparación de los daños.

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[1] Hay versiones que indican que el capitán se encontraba borracho. Ver: http://www.eltiempo.com/archivo/documento/MAM-7515.

[2] Al estado en el que se encontraba antes de que sucediera la tragedia.

[3] https://www.vix.com/es/btg/curiosidades/5727/grandes-desastres-ecologicos-el-exxon-valdez